Ballad of a Small Player (Edward Berger, 2025) – 104 min. –

Hay directores que, tras alcanzar un punto de excelencia, parecen condenados a competir eternamente contra sí mismos. Edward Berger es uno de ellos. Después del demoledor impacto visual y emocional de Sin novedad en el frente (2022) y del sólido drama político Conclave (2023), su nueva película para Netflix, Ballad of a Small Player (rebautizada aquí con el poco afortunado título de Maldita suerte), llega como un extraño paso atrás. No por ser un desastre, sino por la sensación constante de que debería ser mucho más de lo que finalmente es.

La historia nos presenta a Richie (Colin Farrell), un jugador compulsivo que deambula por los casinos de Macao intentando recomponer una vida que hace tiempo perdió entre apuestas, deudas y remordimientos.

 

Un hombre que, a cada partida, parece estar buscando no tanto dinero como redención. O al menos una excusa para seguir cayendo. Es un relato de autodestrucción y culpa, de esos que Berger suele manejar con pulso firme. Pero esta vez el pulso tiembla.

Lo mejor, de lejos, es Colin Farrell. Actor que parece no saber dar un paso en falso desde hace años, aquí vuelve a demostrar por qué es uno de los intérpretes más versátiles de su generación. Está en todas las escenas, sosteniendo la película casi por pura presencia, por esa mezcla de vulnerabilidad y cinismo que solo él sabe equilibrar. Sin su carisma, Maldita suerte probablemente se habría hundido en sus propias apuestas narrativas.

El problema está en todo lo demás. La película carece de la fuerza visual que hacía de Sin novedad en el frente una experiencia casi física, o del rigor formal que elevaba Conclave por encima del drama político promedio. Aquí, la dirección de Berger parece anestesiada. La fotografía es correcta, sí, pero le falta alma. El Macao que retrata, entre casinos, luces frías y hoteles impersonales, resulta un escenario más feo que decadente, y cuesta conectar emocionalmente con ese entorno. Es un mundo sin vida, que no transmite fascinación ni repulsión: simplemente, está ahí.

Narrativamente, el film se vuelve repetitivo. El viaje de Richie se hace largo, previsible, y por momentos exasperante. Sufrimos con él, claro, pero sin llegar a sentir que la historia avanza o revela algo nuevo. Los personajes secundarios apenas dejan huella, y la película, en su conjunto, se queda atrapada en una especie de limbo tonal: demasiado seria para ser entretenida, demasiado plana para ser profunda.Y aun así, Maldita suerte no es una mala película. Es una de esas obras que decepcionan no por su mediocridad, sino por su falta de riesgo. Si no llevara la firma de Edward Berger, tal vez se podría celebrar como un thriller sobrio y bien interpretado. Pero viniendo de quien viene, el listón era otro. Berger juega esta vez con las cartas marcadas, y ni siquiera Colin Farrell consigue que la partida resulte del todo emocionante.

Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de San Sebastián 2025

Nota del autor:

5,5  ████ (Mejorable)

TRÁILER:

 

Written by Ignasi Serra

Actor de doblaje