Le Cri des Gardes (Claire Denis, 2025) – 109 min. –
Cuando se anuncia una nueva película de Claire Denis, la expectación está asegurada. Pocas cineastas han explorado con tanta sensibilidad la memoria colonial, las tensiones de poder y la intimidad de los cuerpos en contextos de conflicto. Su nombre evoca riesgo, densidad y una mirada profundamente personal. Por eso resulta tan desconcertante encontrarse con Le Cri des Gardes (The Fence), presentada en la Sección Oficial de San Sebastián, y descubrir que estamos ante una de las obras más flojas de su carrera y, sin duda, una de las grandes decepciones del festival.
La película adapta la obra teatral Black Battles with Dogs de Bernard-Marie Koltès y nos sitúa en un campamento de construcción en África Occidental. Allí trabaja Horn (Matt Dillon), un ingeniero expatriado que vive tras la protección de una valla junto a su joven ayudante Cal (Tom Blyth). La llegada de su esposa Leone (Mia McKenna-Bruce) coincide con la irrupción de Alboury (Isaach de Bankolé), que exige que le entreguen el cuerpo de su hermano, muerto en circunstancias sospechosas durante las obras. Desde esa premisa, el film debería erigirse en un intenso drama sobre la frontera física y moral, sobre la dignidad y la memoria, sobre las heridas coloniales aún abiertas. Sin embargo, la propuesta naufraga en todos los frentes.
El principal problema es el guion, que nunca logra desprenderse de la rigidez teatral de su origen. Los diálogos se estiran hasta el agotamiento, los enfrentamientos se repiten sin aportar nuevos matices y la tensión, en lugar de crecer, se diluye en una sucesión de escenas estáticas. Lo que debería ser un crescendo dramático se convierte en un bucle que asfixia el relato y lo condena a la monotonía. La sensación es de estancamiento continuo, como si la película nunca encontrara el camino para transformarse en verdadero cine.

Las interpretaciones, lejos de salvar la función, refuerzan su debilidad. Matt Dillon encarna a Horn con evidente desconexión: su personaje carece de coherencia interna y nunca transmite el conflicto moral que debería sostener la historia. Mia McKenna-Bruce, como Leone, queda reducida a un rol decorativo, sin relevancia dramática, y apenas sirve de testigo pasivo de los acontecimientos. Solo Isaach de Bankolé, con su imponente presencia, logra dotar de cierta dignidad y solidez a su papel, aunque las limitaciones del guion no le permiten trascender la superficie.
Tampoco la puesta en escena está a la altura de lo que cabría esperar de Denis. Aunque hay algún plano nocturno con atmósfera, la fotografía en general resulta plana y desprovista de la densidad visual que suele caracterizar su cine. La ambientación africana no adquiere cuerpo ni se convierte en un verdadero personaje de la historia, y la valla que debería simbolizar separación, poder y miedo queda reducida a un elemento físico sin auténtica carga metafórica. En definitiva, el film carece de la fuerza visual y simbólica que uno esperaría en una cineasta de esta talla.
Quizá lo más doloroso de Le Cri des Gardes sea la manera en que desperdicia unos temas de enorme relevancia. El poscolonialismo, la desigualdad racial, la violencia del poder sobre los cuerpos, la dignidad de los muertos y la memoria colectiva son asuntos de gran calado que aquí se abordan de manera superficial, como meros gestos simbólicos. No hay profundidad, ni emoción, ni reflexión real: lo que en otras películas de Denis era carne viva, aquí se reduce a un esqueleto vacío.
En definitiva, Le Cri des Gardes es un trabajo fallido. Un drama que se queda a medio camino entre el teatro filmado y el ejercicio académico, incapaz de transformarse en experiencia cinematográfica. Le falta nervio, le falta emoción, le falta riesgo. Para Denis, supone un tropiezo difícil de justificar; para el espectador, una proyección tediosa que se siente interminable; para el festival, una de las propuestas más débiles de su Sección Oficial.
Y lo peor de todo: deja la amarga sensación de que, con un punto de vista más vivo y menos encorsetado, la misma historia podría haber dado lugar a una obra mucho más poderosa.
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de San Sebastián 2025
Nota del autor:
2,0 ██ (Muy mala)