A queda do céu (Gabriela Carneiro da Cunha, Eryk Rocha, 2024) – 110 min. –
Documental que trata el declive de la cultura yanomami, originaria del Amazonas, a través de las vivencias de su tribu.
Película de formato documental, que nos narra el declive de las culturas aborígenes del Amazonas, personificándolo a través de la narración de la condena a la desaparición de la cultura yanomami.
Desplazadas por la invasión del hombre blanco (o neppe, como ellos le llaman), que independientemente de su origen (americano, portugués, español, japonés… todos) pisa una tierra que no le pertenece con tal de extraer sus recursos, sea madera, mineral o petróleo mismo. Con la excusa de la civilización y la necesidad, les desplazan a otros territorios. Caso de no hacerlo les harán enfrentarse a contaminación, algo nuevo para ellos, venenos y enfermedades (No en vano, narra que el primer contacto con los blancos casi mato a un tercio de la tribu que aparece en pantalla de malaria, por el 1973).
La forma moderna de acabar con una cultura, en lugar de recluir los en reservas por «su bien», se les fuerza a desplazarse «para evitarles un mal». Idénticamente trágicos resultados.
Durante el documental se nos narrará el día a día de los integrantes de la tribú. En gran parte en cámara en mano, otra con cámara estática para las escenas más intimas. Siendo esto un buen recurso como intento de personificar al espectador dentro de la escena, tornándose uno más.
Captamos diálogos profundos, lamentos y escenas más internas que nos intentan generar una empatía con los protagonistas. Con tal de como ellos dicen «nos volvamos sus aliados». Aliados en una guerra contra el hombre blanco tal y como dicen. El enemigo que les ha expulsado y condenado a desaparecer, ante la inacción de cualquier autoridad.
Una buena idea, apelando a nuestros sentimientos, mostrándonos su tristeza interna, a la par que su resiliencia y voluntad de seguir existiendo.
Una vida simple, que les permite subsistir, estando más en contacto con la naturaleza y sus espíritus. Un contacto no exento de extravagancia a nuestros ojos. Viendo miembros de tribu con ropa de marca (incluso se llega a ver un móvil) mientras realizan cantos rituales o danzas estáticas. Debemos entender que son personas que están en contacto con la tecnología y el mundo actual. No es sorpresa que se comuniquen con onda corta con otras tribus o nuestro protagonista mencione que ha estado en el ejercito.
Se hace curioso y difícil de asimilar a nuestros ojos, pero es una realidad con la que tenemos que lidiar.
Un documental de usos y costumbres que repasará su vida, desde sus eternos desplazamientos a pie, como gestionan la comida, sus danzas e increíbles cantos rituales o como se «maquillan», usando pinturas o poniéndose plumón de ave en la cabeza, como una suerte de peluca improvisada (algo que me parece simplemente fascinante).
Busca darnos una reflexión, busca que nos posicionemos ante una injusticia asesina, que pensemos en ellos como uno más de la tribu global. Una muy noble intención.
Por desgracia para la película, toda estas buenas intenciones quedan malogradas por defectos técnicos en la misma narración.
Con casi dos horas se hace una película muy larga, casi contemplativa. Con escenas muy muy prolongadas, como por ejemplo la caminata inicial, con cámara fija que casi dura 10 minutos.
Al no tener banda sonora, y no tener ningún ritmo, se hace una película muy pesada y dura de ver. Aún siendo muy necesario su visionado.
El uso de la cámara y la elección de planos es pobre, con una cámara fija que a veces esta mal enfocada, alternada con una cámara en mano mareante. Desaprovechando la oportunidad de hacer buenos planos de la naturaleza o la devastación, que podrían haber apelado a nuestros corazones. El hecho de tener un abuso de planos nocturnos, con imágenes casi recortadas contra el fuego refuerza mi idea.
Respecto a las escenas y diálogos, aunque son interesantes individualmente, se hacen muy reiterativos. Repitiendo frases, ideas y momentos (el hecho de ver a los yanomami constantemente drogándose con yakoana toda la película casi llega a dar risa, siendo en si algo muy triste si se piensa bien).
El hecho de tener un casi nulo hilo argumental nos da la sensación de ir saltando de una escena a otra casi sin control. No se genera un tema en sí, más allá de la idea inicial.
En suma, una lástima, ya que para funcionar un toque de atención debe tocarte el corazón e impactarte, y en algún momento casi causa rechazo.
Película recomendable solo para personas que estén muy interesadas en el tema, activistas, antropólogos o gente que le encanta consumir drogas por vía nasal.
La frase: Cuando tomamos yakoana (su droga) nuestros ojos mueren, así podemos ver a los espíritus.
La escena: Me encanta el momento en que dos ancianos de la tribu están preparando el puré de plátano para la tribu mientras hablan de la vida. Puro costumbrismo.
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival L’Alternativa 2024
Nota del autor:
4,0 ████ (Mediocre) (Por mucho que me guste el tema, por desgracia la pobre narración genera rechazo. No en vano hubo un goteo de gente yéndose durante la película)
TRÁILER V.O.S.: