侍タイムスリッパー (Jun’ichi Yasuda, 2024) – 131 min. –

Un samurái se ve transportado casi doscientos años al futuro por culpa de un rayo. Totalmente desubicado intentará prosperar como actor de reparto en el cine de samuráis.

Excelente película de Jun’ichi Yasuda, director japones novel (esta es su tercer metraje y ha conseguido que me interese por los otros dos). Que a pesar de sus más de dos horas de duración ha conseguido mantenerme interesado. Película de cine independiente de hecho, que se ha colado en los primeros puestos del cine nipón.

Al final de la época del Sengoku Jidai, durante el enfrentamiento entre los leales al shogun y los que quieren derrocarlo, nuestro protagonista será enviado a ejecutar a un samurái rival. Durante la contienda, un rayo parará el combate. Le desplazará sin ninguna explicación casi doscientos años al futuro (chúpate esa McFly, sin Delorean, pero con katana). Apareciendo en mitad de un estudio de cine completamente confundido.

Ignorante de cómo proceder, si puede volver a su época o como sobrevivir en la actualidad, decidirá entrar en la industria del cine como extra del género Jidai Geki (las películas de samuráis de toda la vida), el único sitio donde sus habilidades podrán ser de utilidad.

Película que se presenta con un marcado tono cómico e irónico. Bromeando sobre las hechos y derechos que se tienen en la actualidad y que damos por sentados. De como el choque cultural pone de relevancia todas esas diferencias y bromas del destino.

Casi podríamos hablar de la típica película española de los 60 de persona de ambiente agrario que viene a la ciudad. Pero en este caso cambiando la azada por katana y la practicidad por el férreo código samurái. Normalmente en las historias japonesas se encuentran tres mentalidades. La increíblemente sensible y espiritual. La discriminante, opresora y jerárquica. Y por último la sencilla, inocente y con un brillo mágico. En esta historia trataremos con esta última.Una sencillez y calidez que viene de todos los personajes, con una proximidad amable que nos hace creer en futuros más optimistas para la humanidad, siempre y cuando hubiera más gente como ellos. Personas que disfrutan de la vida, se maravillan ante lo fantástico y se comportan de forma entrañable.

Nuestro especial protagonista, asumiendo su situación en la vida, buscará su posición e intentará llegar a la excelencia en ella. Siendo el mejor extra de cine de samuráis que pudiera haber. Realizando un tributo sin par a las películas del Jidai Geki (y es aquí donde se conecta con la película Uzumasa Limelight), historias simples y sencillas que nos referencian a tiempos más simples y sencillos.

Siguiendo como siempre la máxima de Les Luthiers “Todo tiempo pasado, fue anterior”. Lo que nos lleva a un personaje que se ha anclado en un pasado cercano para no pensar en un pasado mucho más allá.Pero a poco que escarbas, en realidad es una película que utiliza esa broma fácil para que bajemos las defensas y mostrarnos una historia sobre el estar desplazado, de cómo luchamos para encajar en cualquier sociedad. Buscando nuestro lugar. De cómo debemos sentirnos orgullosos por un trabajo honesto y no avergonzarnos porque creamos que sea este de poca importancia. Por encima de todo me gusta la reflexión sobre la importancia de las cosas según su contexto. Como lo vital antes ahora es superfluo. Relativizándolo todo y haciendo ver que grandes sacrificios muchas veces quedan en nada.

Si simplificamos mucho, estamos viendo un repaso de los tópicos luminosos japoneses. La responsabilidad, el honor, la sencillez, la calidez, la belleza en lo simple y la formalidad. En otra situación podríamos decir que es una narración panfletaria. Pero en este caso todo se trata con mimo y belleza. Haciéndonos entrar en la historia, emocionándonos con ella. En especial a partir del giro de la historia. Donde se entra en una especie de giro redentor de la historia muy bien llevado introduciendo un nuevo personaje.Todo esto llevado sobre los hombros de Yamaguchi Makiya (visto en Confessions), que borda esta versión de McFly japones. Me encantan sus expresiones cuando está sorprendido. Y especialmente como expresa más todavía en sus momentos de contención. Solo superado por la presencia en el tercio final de Norimasa Fuke (lo podemos haber visto en Ghost in the shell), que su porte de estrella torturada por su pasado es exquisito.

Otro detalle que me gusta mucho es el ver el interior de los rodajes de cine de jidai, especialmente como ha ido evolucionando desde su auge a declive. Como tienen que prepararse los rodajes y el hecho de cómo se comportan las estrellas en su interior.

El ritmo aun así, es un poco mejorable, ya que la película es lenta y larga. Pero es algo que ya nos tiene acostumbrados el cine de japón. Más centrado en la contemplación que en ritmos trepidantes. Es cierto que la historia podría reducirse mucho en duración, pero no es necesario, regalándonos con planos estéticamente bellos y evocativos.

Película muy recomendable si te gusta morir vestido de samurái múltiples veces, guardar rencillas durante siglos y disfrutar de dulces por primera vez.

La frase: Nuestro arte se basa en hacer que una espada de bambú parezca real, no en usar armas de verdad.

La escena: La primera escena de Kazami, cuando empieza a revivir toda su vida ante el corte final.


Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2024

Nota del autor:

9,0 ██████ (Excelente)


TRAILER V.O.S.:

 

Written by Oscar Hidalgo

Cinéfago demente