
Sham (Takashi Miike, 2025) – 129 min. –

Muy interesante propuesta de uno de mis directores favoritos. Takeshi Miike. Nuestro director mercenario que saca películas como churros y que si le pagaras lo suficiente, seguramente rodaría su propia ejecución.
En este caso iba con un mal palpito a ver la película, pensando en que sería una película para pagar facturas (y ojo, respetemos eso, siempre a favor de los proletarios del cine). Pero me encontré con algo completamente diferente.
Es una adaptación de un libro bajo el prisma y savoir faire de nuestro sanguinario director. Una historia sobria y elegantemente contada que más que una enseñanza intenta transmitirnos una emoción. La empatía.
Empezaremos con una media hora (atención, estamos ante una película larga, poco más de dos horas) en que se nos narra desde el punto de vista de un niño y su madre. Como este niño recibe abusos, vejaciones y tortura física por parte de su profesor. De una manera atroz, descarnada y que te llega a remover las entrañas. En la sala de cine mucha gente se removía en sus asientos al notarlo en sus carnes. Como una figura de autoridad, que debería proteger y educar estaba induciendo el suicidio infantil, por un motivo peregrino. Tener sangre americana en sus venas. Ser sucio.
Si se hubiera mantenido así habríamos tenido una historia sucia, dura, pero interesante. Una película de abusos, juicio rápido y a dormir.
Pero la genialidad de Miike reside en darnos algo diferente. A la media hora decide contarnos la misma historia otra vez, pero desde el punto de vista del profesor.
Un genio valiente en estos tiempos por el tema que empieza a tocar.
Un hombre inocente y bueno atrapado en una farsa bien orquestada. Con todos los dedos acusándole y ninguna mano que le quiera ayudar por miedo a mancharse.
Consigue que empaticemos primero con la victima y luego con el criminal. O es a la inversa. Tras esta puesta en escena nos dejará todo el rato con esa duda. Con ese bicho en el estomago que nos dificulta a quien creer.
¿A la persona débil e indefensa que puede haber recibido el abuso? ¿Al hombre bueno y responsable de conocida honradez? ¿Será una denuncia falsa? ¿Eso existe?
Todo esto se sostiene de forma muy inteligente gracias a las dos actuaciones principales. Llevadas por dos titanes de la interpretación que han sabido transmitir en la película ambas caras de la situación de forma perfecta. El profesor (Go Ayano) y la madre (Ko Shibasaki). Que pueden ser monstruos fríos y personas humanas en la misma película sin ningún problema según como les enfoque la cámara.
Una historia muy difícil de contar en estos tiempos. Que no solo señala a temas escabrosos. Sino que además aprovecha para señalar a la sociedad japonesa como algo corrupto y ponzoñoso. Que rápidamente pide que te sacrifiques por una organización para preservar su nombre pero luego no moverá un dedo para ayudarte si no conviene a sus intereses.
Con una comunidad que no se queda atrás. Rápida en señalar con el dedo (con el típico “algo habrá hecho”) y lenta en levantarse de alguien que se sabe inocente (“no sea que me llegue a afectar”). Llena de miedo y resentimiento que siempre se canaliza hacia la persona de moda. Recordándonos a todos al final que somos seres de barro, imperfectos, pero que si no extendemos la mano para ayudar al prójimo cuando es difícil y solo cuando es fácil. No es piedad es ostentación. Recordemos siempre que los malos siempre ganan si los buenos no hacen nada.
Volviendo al tema de la película. Tenemos ante nosotros una típica película de juicios. Una versión seria de lo que sería Ace Attorney en la filmografía del director. Muy correctamente filmada, con sus típicos giros y escenas de interrogatorios. Un metraje algo alargado. Pero personalmente creo que es para poder forzar esa doble empatía y duda en el espectador.
No tenemos ante nosotros un gran presupuesto, ya que todos tendremos interiores y una cámara normalita, sin grandes efectos especiales y planos. Una típica película americana de juicios que me hace pensar más de una vez en Las dos caras de la verdad.
Muy recomendable si te gustan las películas de juicios, los temas difíciles o que te estiren de las orejas.
La frase: Si vamos a juicio, será ir a una guerra.
La escena: No hay nada especialmente relevante, pero me gusta mucho la escena en que se llama a declarar a la madre y empieza a negarlo todo como si le estuvieran hablando a una pared.
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2025
Nota del autor:
8,0 ██████ (Muy buena)
TRÁILER V.O.:
