O agente secreto (Kleber Mendonça Filho, 2025) – 158 min. –
El Agente Secreto confirma dos cosas: que Kleber Mendonça Filho sigue siendo uno de los directores más ambiciosos de su generación, y que la ambición, a veces, puede ser un arma de doble filo. En su nueva película, el brasileño despliega una puesta en escena poderosa y actuaciones impecables, pero también un metraje tan extenso que amenaza con devorar su propio ritmo.
Ambientada en la Recife de los años setenta, en plena dictadura militar, la historia sigue a Marcelo, un ingeniero interpretado con enorme convicción por Wagner Moura, que regresa a su ciudad natal buscando tranquilidad. Lo que encuentra es un clima de sospechas, espionaje y miedo: un país que aún escucha detrás de cada puerta, una sociedad donde la vigilancia se ha vuelto hábito y el silencio, una forma de supervivencia.
Mendonça Filho filma esta tensión política con una mirada elegante y valiente. La película respira un aire de thriller clásico, con ecos de los setenta, pero también se atreve con momentos más poéticos, incluso surrealistas. Su puesta en escena es distinta, atrevida y cargada de intención, con un uso expresivo del espacio, la luz y el sonido que genera una atmósfera densa y magnética. Y el reparto, liderado por Moura, está impecable: cada gesto, cada pausa, transmite una mezcla de resignación, rabia y miedo contenida.
El gran obstáculo, sin embargo, es su duración. Con casi tres horas de metraje, El Agente Secreto se vuelve irregular, víctima de su propio exceso. Hay secuencias que deslumbran y otras que se arrastran, tramos en los que el pulso narrativo se diluye en reflexiones demasiado largas o subtramas innecesarias. El resultado es una película que a ratos fascina y a ratos desespera, capaz de lo sublime y lo tedioso en cuestión de minutos.
Aun así, cuando Mendonça acierta ,y lo hace más de una vez, demuestra por qué es una de las voces más singulares del cine latinoamericano. Hay momentos de pura tensión cinematográfica, escenas que valen por toda la espera, y un tramo final que recupera el aliento y la fuerza que parecían perdidos.
En definitiva, El Agente Secreto es una película valiente, visualmente poderosa y emocionalmente intensa, que no teme enfrentarse a los fantasmas del Brasil contemporáneo. Pero también es una obra que pide paciencia, que exige entrega y tolerancia al desequilibrio. No todas sus ideas funcionan, pero las que lo hacen, lo hacen con una fuerza arrolladora.
Un film para admirar, más que para amar. Y, aun con todos sus tropiezos, imposible de ignorar.
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de San Sebastián 2025
Nota del autor:
6,5 █████ (Correcta)
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