Havoc (Gareth Evans, 2025) – 96 min

Cuando Gareth Evans anunció su regreso con Havoc, muchos sentimos un cosquilleo especial. No todos los días vuelve a la carga uno de los grandes genios del cine de acción moderno. Y es que, para quienes vimos The Raid y The Raid 2 en su momento, Evans no es solo un buen director: es un auténtico revolucionario. Con aquellas dos películas nos voló la cabeza, nos enseñó otra manera de entender la violencia en pantalla, nos regaló coreografías que parecían auténticos bailes de muerte y una intensidad narrativa que pocas veces se ha vuelto a igualar. Ver The Raid por primera vez era como recibir un puñetazo en el estómago… pero uno de esos que, en lugar de tumbarte, te hacen levantarte y aplaudir como un loco. No eran simplemente películas de acción: eran brutales obras de arte de sangre, sudor y huesos rotos.

Con ese listón altísimo, era difícil no esperar algo parecido con Havoc. Y aunque esta nueva propuesta no alcanza esa perfección casi mística que Evans tocó en su día, lo cierto es que sigue siendo una experiencia salvaje y tremendamente divertida.

En Havoc, Evans vuelve a su terreno favorito: calles sucias, mafias despiadadas, corrupción que lo devora todo… y un hombre, solo contra el mundo. Y ese hombre no podía estar mejor elegido: Tom Hardy. Aquí Hardy está sencillamente espectacular. Suda, sangra, gruñe, pelea y sufre como si le fuera la vida en ello. Cada mirada, cada respiración entrecortada, cada puñetazo, tiene el peso de alguien que no piensa rendirse jamás. No es solo un héroe de acción: es una fuerza de la naturaleza contenida en un cuerpo magullado y furioso. Sin su entrega absoluta, Havoc no sería ni la mitad de potente. Hardy se deja la piel, y nosotros lo agradecemos.

Ahora bien, hay que ser justos: si Havoc no termina de explotar como debería, es sobre todo por culpa de un guion que no está a la altura del talento de Evans como director de acción. La historia es previsible, los personajes secundarios no acaban de enganchar y, para qué engañarnos, la primera hora puede llegar a hacerse larga y repetitiva. Demasiadas vueltas, demasiadas conversaciones que no llevan a ningún sitio, demasiado tiempo esperando que la película arranque de verdad. Cuando finalmente lo hace, Havoc se convierte en ese festival de caos y violencia que esperábamos… pero cuesta más de lo necesario llegar a ese punto.Las escenas de acción, como era de esperar, son una barbaridad. Gareth Evans rueda con ese pulso que te agarra del cuello y no te suelta. Secuencias largas, brutales, reales, donde cada golpe se siente en los huesos. No hay trampa, ni cables que canten, ni fuegos artificiales vacíos: aquí todo pesa, todo duele, todo importa. Se nota que Evans sigue siendo un obsesivo del detalle físico y del ritmo narrativo dentro del caos.

En resumen: Havoc no es el regreso glorioso que algunos soñábamos… pero sí es una confirmación brutal de que Gareth Evans sigue siendo uno de los pocos directores capaces de convertir cada hostia en cine, y cada persecución en un poema sucio y brutal.
Una carta de amor al cine físico, visceral, sin concesiones.Porque cuando Gareth Evans filma una pelea, no solo estallan los huesos y la sangre: estalla también la pantalla, el aire y nuestros corazones.
Y en medio de ese caos hermoso, solo nos queda sonreír, morder el polvo… y pedir que nunca se detenga.

Nota del autor:

6,5 █████ (Correcta)

TRÁILER:

 

 

 

Written by Ignasi Serra

Actor de doblaje