Errementari (Paul Urkijo Alijo, 2017) – 96 min. –
Errementari: The Blacksmith and the Devil (título internacional)

Ya explicaba en mi crítica a Loving Pablo (Fernando León de Aranoa, 2017) que ya era hora de que el cine español se quitara de encima los complejos. Vista Errementari, y salvando las distancias de medios y presupuesto, me trago mis palabras. Para explicarlo en un símil facilón: nunca he participado en un rally y tengo un Opel Astra que lleva media vida conmigo, así que no se me ocurriría correr el Dakar.

Errementari empieza como una especie de Sleepy Hollow (Tim Burton, 1999) a la española, pero acumulando tópicos hasta casi echarlo todo a perder. Prosigue con un puñado de interpretaciones poco naturales, de esas en las que todo el mundo expresa mucho y chilla más; encima, las frases están tiradas con unos tiempos extrañísimos, como si hubieran dicho al reparto: oye, cuando termina la frase tu compañero, cuentas un segundo y sueltas la tuya. Nadie corta a nadie, ni se pisan, sino que mantienen conversaciones con tal orden que parecen haber cogido turno para hablar, dando un resultado tremendamente artificioso. Seguro que es una elección consciente y deliberada del director (y sino, miren la estupenda interpretación de Itziar Ituño en Loreak -Jon Garaño, José Mari Goenaga, 2014-), pero saca constantemente de la película.

Para mas inri, los efectos de sonido se convierten en el peor aliado de los intérpretes. Parecen sacados de samples un poco cutres. Las collejas de Ana son de traca, como si fuesen efectos de postproducción de un reality de Tele 5, rozando por momentos la comedia, suponemos que involuntariamente.

El guion tiene varios problemas que harían tambalear cualquier proyecto. La historia es poco original y tiene demasiados tópicos, aunque algunos giros la mantienen a flote hasta el tramo final, que es un desparrame de cuidado; ahí ya se empieza a liar todo, sacándose reglas del bolsillo un poco esperpénticas. En un momento dado, se produce esa sensación de pensar: de aquí solo pueden salir de un modo, y es muy chungo como para que se atrevan… y sí, confirmado, se meten de lleno en el jardín; y luego, pasa lo que pasa, que la caída es de campeonato. También quisiera remarcar que hacer hablar solos a los personajes cuando no sabemos cómo dar información al espectador está feo.

Y llegamos al punto más doloroso: el diseño de arte y los efectos visuales. Sabe hasta mal decirlo, pero es que no puede ser. Recordé cuando en el estreno de Spawn (Mark A.Z. Dippé, 1997) pensé: esto no está a la altura; pues aquí ocurre algo peor, y con veinte años de distancia. Si tienes que tirar mucho de personajes y lugares fantásticos, o te aseguras de que no van a pegar el cante o te preocupas de jugar con la cámara y la luz para protegerte. Cualquier otra cosa lleva al desastre.

Para no terminar de un modo tan derrotista, hay que decir que algunas composiciones de cámara están bastante logradas y que tampoco es que uno se aburra viéndola. Y que es el primer largo de Paul Urkijo, director y guionista joven (tienen 33 años) que, puliendo algunas cosas, seguro que tiene mucho recorrido por delante. Porque Errementari apunta demasiado alto y por eso el resultado se resiente tanto, pero no hay que quitar mérito al hecho de que se haya atrevido con un proyecto tan ambicioso y complejo.

Distribuida en España por FILMAX.
Vista en PASE DE PRENSA en Soho House el 27 de Febrero de 2018, Barcelona.

Nota del autor:
4,0
 ████ (Mediocre)

La película está en CARTELERA desde el 9 de marzo de 2018.

TRÁILER :

Written by Eloy Cabacas