Climax (Gaspar Noé, 2018) – 95 min. –

El último film de Gaspar Noé (Love 3D, 2015), titulado Clímax, que tuvimos la ocasión de ver en el Festival de Sitges (dónde acabó siendo la ganadora del certamen). es un festival de música y horror; un estofado de trance, de contorsión, y locura. Se basa supuestamente en la verdadera historia del descenso de una compañía de danza al delirio con drogas, aunque el resultado parece haber sido arrancado directamente de la retorcida imaginación cinematográfica de Noé.

El film se inicia con una serie de entrevistas grabadas en la audición de los bailarines, reproducidas en un viejo televisor (a mediados de la década de 1990), junto con las cintas VHS de los favoritos del cine extremo: Suspiria de Argento, Salò de Pasolini, Zombie de Lucio Fulci, Un Chien Andalou de Buñuel… todo esto es determinante para saber con lo que nos vamos a encontrar.
Los entrevistados son un grupo diverso (hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, blancos y negros) y responden preguntas sobre sus lemas de vida, sus actitudes hacia la sexualidad y lo que están preparados para hacer por el trabajo.

Retomando sus obsesiones habituales, Noé muestra una horrible fascinación por los procesos de reproducción y destrucción. «El nacimiento es una oportunidad única», declaran los intertítulos, pero en el mundo de Noé, la oportunidad lo derriba.

Una bailarina está embarazada, una revelación que provoca respuestas violentas de la multitud que baila. Otra es una madre cuyo joven hijo, Tito, se desplaza indefenso a través del caos, antes de ser encerrado en una habitación, dónde le espera un terrible destino. En un momento dado, Noé prácticamente recupera la escena del nacimiento / aborto de un demonio de la Posesión de Zulawski (otro título visto en esa pila de cintas VHS del principio), evocando la manía de Isabelle Adjani en su actuación más memorable y extravagante. Lo que se suma a esto, aparte de una sobrecarga experiencial de momento a momento, es incierto. Noé juguetonamente califica a Climax como «una película francesa, y está orgullosa de ello», aunque la perspectiva de una gira por Estados Unidos despierta entusiasmo entre los bailarines, que gritan: «¡Vamos a matar a estos yanquis!». Hay conversaciones gráficas sobre las ETS y el sexo anal que recuerdan al nihilismo del director.

Lo que en principio era una fiesta sin más, se convierte en una pesadilla cuando los bailarines toman un ponche lleno de drogas, que al parecer nadie ha puesto en la bebida. A partir de ahí, sus pensamientos más internos afloran, sus miedos, sus personalidades, para llevarnos por un viaje infernal en busca de una salida en ese caos claustrofóbico, dónde la música techno está en consonancia con las almas de los protagonistas. El sonido atronador de Daft Punk, Giorgio Moroder, Erik Satie (a través de Gary Numan) y Soft Cell bañan este film de una banda sonora memorable.

¡No os la perdáis!

Vista en el Festival Internacional de Sitges 2018

Nota del autor:
9,0 █████████ (Excelente)      

TRÁILER:

Written by Mireia Clapés