La Bella y la Bestia (2017): Más de lo mismo, pero peor

Esta sí que ha sido una de las películas más esperadas del año. Muchísimo marketing y campañas publicitarias que me hicieron pensar que iba a revivir una película de mi infancia (Gary Trousdale y Kirk Wise, 1991). Pero no.

Para quien no se sepa de qué va la línea argumental, Bella, una chica inteligente y preciosa, queda secuestrada en el castillo maldito de Bestia, un príncipe que fue castigado con magia por su narcisismo. Una bruja le convirtió en un monstruo con el objetivo de que fuese más humilde y consiguiese que alguien le amase de verdad. El hechizo se llevó por delante a toda la servidumbre del castillo, quienes tienen ahora forma de muebles y objetos decorativos. Bestia tiene que ser amado antes de que una rosa roja pierda todos sus pétalos, o todos ellos acabarán encerrados bajo estas condiciones para siempre.

En este caso, los personajes principales siguen siendo los mismos: Bella (Emma Watson, saga Harry Potter, 2001-2011), quien trata por todos los medios de salvar a su solitario y excéntrico padre, Maurice (Kevin Kline, Ricki & the Flash, 2015) del secuestro de Bestia (Dan Stevens, Caminando entre las tumbas, 2014). Su no correspondido amante Gastón (Luke Evans, La chica del tren, 2016) será quien asedie la fortaleza con la ayuda del resto del pueblo.

En una nueva versión sin cambio alguno, más que efectos especiales y una Bestia bastante pasiva que parece que sufre de hipertricosis, descubrimos a una nueva Bella un poco sosa (que por lo menos sigue cantando las mismas canciones, esta vez doblada por la youtuber Bely Basarte) y a un Maurice mucho menos loco y creativo que en la original. El único personaje que mantiene sus estándares es Gastón, quien sigue tan arrogante como siempre. Aunque tiene un reparto sensacional, como pueden ser Ewan McGregor, Emma Thompson e Ian McKellen en el estudio de doblaje, la película simplemente no está a la altura, por mucho que la adoración que sienten Lumière y Plumette sea palpable.

En definitiva, podría decir que se deja ver, pero que no nos va a transportar a un mundo de fantasía, como sí ocurría en la anterior entrega, ya que no aporta nada que no hayamos visto anteriormente.