The Wolfpack (2015): ficción que se transforma en realidad

La historia que hay detrás de The Wolfpack surgió como consecuencia de las casualidades de la vida. Crystal Moselle, la directora, se topó en el 2010 con un grupo de seis hermanos con el cabello hasta la cintura, vestidos como los personajes de Reservoir Dogs. Posteriormente, logró entablar una amistad con la pintoresca familia de apellido Angulo, y se enteró que habían estado encerrados durante 14 años en un apartamento de Manhattan en el cual habían aprendido del mundo exterior viendo películas de todo tipo y, por lo tanto, todas las interacciones sociales eran nuevas para ellos.

Lo que nos cuentan en este documental, lastimosamente, no posee el mismo carácter que el relato anterior. No se le puede adjudicar a una casualidad, sino que se trata de un acto nefasto de un ser humano que aquí nos pintan como el villano de la historia: el padre de los Angulo. Este hombre decidió encerrarlos por más de una década, aislándolos cínicamente de algo tan necesario como interactuar con la sociedad.

En The Wolfpack nos presentan este terrible e impresionante testimonio donde se entremezclan dos sentimientos específicos: por un lado, aversión por los actos del padre y por esa figura un poco enigmática y terrorífica que el documental crea sobre él; y por el otro, esperanza, por lo inspirador que resulta el papel del cine como el abridor de una puerta que parecía cerrada por siempre para los hermanos Angulo. Es imposible no dejar que la alegría nos abrace a los que amamos con intensidad al séptimo arte al ver que una colección de películas fue la semilla para que estos jóvenes se tomaran el atrevimiento de romper las reglas y empezar a conocer el mundo con sus propios ojos. Sorprende también la pasión que sienten por el cine y es divertidísimo observar que más que visionar cada una de las cintas que poseen, los hermanos las recrean y hasta reescriben línea por línea los guiones de sus producciones favoritas.

Sin dejar que la felicidad nos apabulle, también hay que notar que el documental peca de superficial. Moselle se deja llevar por el relato y no se sabe si intenta crear una producción que sirva de carta de amor a la cinefilia o si busca mostrar los aspectos psicológicos detrás de un caso tan infame como este. Sea como sea, no profundiza en ninguno de estos dos puntos que hubiesen servido para extender y explicar temas que sólo alcanzan a ser saboreados por el espectador.

En todo caso, The Wolfpack es un documental interesante, emocionante y conmovedor. Ver una película supone estar dispuesto al viaje de emociones que esta nos puede hacer atravesar pero, ¿quién imaginaría que en un caso como este el cine fuese más que eso y resultara salvando vidas? Larga vida a los Angulo y a esta forma de arte.