Las lágrimas de África (2015): Lección de vida

Me da vergüenza. Mucha. Es más: me pregunto con tipo de moral o ética soy capaz de adentrarme en un terrero del que, en la medida que sea, me siento culpable. Culpable por adentrarme en mi egoísmo personal y abrir los ojos más que para ver más allá de mis narices.

Afortunadamente, existen personas como Amparo Climent. Gracias a ella podemos constatar la vida que llevan los subsaharianos en la valla de Melilla, dispuestos y prestos a emprender un viaje sin destino aparente, donde la persecución, el hambre, el frío, la desidia del mundo occidental y hasta la muerte, puede esperarles tras cada esquina. Amparo no es cualquier persona. Es una mujer implicada desde el terreno que pisa con sus creaciones artísticas, y que ha querido ir más allá de lo que habitualmente podemos ver en los telediarios y noticieros sensacionalistas.

Quizá podamos pensar que se trata de otro documental para hacernos llorar al ver lo que no vemos en nuestra vida diaria. Y puede que así se trate. Pero sinceramente, creo que va mucho más allá. Es un canto a la vida, a la felicidad en medio de la nada, al sufrimiento como estilo de vida, y a los sueños por alcanzar de quiénes no tienen la inmensa fortuna de haber nacido en otra parte del mundo; de este mundo al que llamamos “primero”, como si eso nos brindara un status de superioridad moral sobre un pueblo, unos pueblos, que nos revelarían que no sabemos absolutamente nada de lo que significa vivir.

Esta obra artística ha sido posible gracias al crowdfunding abierto que consiguió su propósito el pasado mes de mayo al conseguir el objetivo marcado.

A destacar la implicación completa de todo el equipo que ha liderado Amparo Climent para lograr un metraje donde el amor brota a borbotones y la esperanza se pasea a sus anchas en cada fotograma. Y si además consiguiera, harto complicado, remover conciencias allá donde pueda ser proyectada, sería un éxito rotundo.

No estamos ante una superproducción de Hollywood: en realidad, nos encontramos ante una producción personal, entendiendo ésto como hecho y realizado por y para las personas.

A pesar de todo y de todos, yo sigo creyendo en las personas. Y si son lideradas por gente como Amparo Climent, maravilloso.

Vista en Pase de Prensa Online.