Título original: Nebraska
País: EEUU
Primera proyección: Francia, 23 May. 2013 (Festival de Cannes)
Duración: 115 min.
Director:
Alexander Payne

Guión: Bob Nelson
Música: Mark Orton
Género: DramaComedia | Road Movie. Comedia dramática.
Reparto: 
Bruce Dern, Will Forte, June Squibb, Bob Odenkirk, Stacy Keach, Mary Louise Wilson, Rance Howard, Devin Ratray, Angela McEwan

“[…] La película nunca es tan dramática como para resultar (exageradamente) trágica, ni tan cómica como para resultar superficial y ligera. Tristeza, comicidad, melancolía y risas se mueven en equilibrio […] Payne firma su película más sutil argumentalmente y cuidada técnicamente […]»

Podemos afirmar sin temor que Alexander Payne es uno de los directores más humanistas de la actualidad, uno de los que más se preocupa por el cuidado de sus personajes y por el desarrollo de los mismos. Su mirada hacia esos perdedores sin rumbo casi siempre es compasiva, aunque no exenta de cinismo y crítica cuando es necesario. Con los años, Payne se ha ido consolidando como el padre y principal referente del llamado cine indie, estableciendo un patrón que él mismo pareció asumir en su anterior trabajo, Los descendientes (2011). El problema era que se trataba tanto de una película de su director, tan prototípica suya, que parecía más una buena copia de un modelo ya fijado (por el propio Payne) que una obra más independiente (que sí indie). Con Nebraska, su último film, Payne alcanza una madurez plena que llevaba cultivando desde A propósito de Schmidt (2002). Ambas películas además están hermanadas por un protagonista crepuscular que busca, de manera más o menos consciente, encontrarle un sentido final a su vida. Aunque si la de Warren Schmidt era una búsqueda espiritual y familiar, la de Woody Grant, el protagonista de Nebraska, será más material. Aparentemente. Le acompaña en este recorrido su hijo Dave, que intenta huir también en cierto modo de su propia vida personal, que se desmorona.

La película podría ser el típico viaje literal y metafórico de un padre y un hijo para conocerse a sí mismos y entre ellos. Pero lo que cuenta Nebraska es mucho más terrenal, toca más de cerca. Cualquier atisbo de melodrama queda anulado por la credibilidad y la naturalidad. La emotividad surge precisamente de no forzarla ni ir buscándola. En Nebraska los sueños no se cumplen, los padres no les dan el sentido de la vida a sus hijos, las parejas y las familias no se reconcilian… Y aun así, hay lugar para la esperanza y para el humor. Vuelve a brillar pues, y además de manera muy destacada, una de las habilidades más propias de Payne: la película nunca es tan dramática como para resultar (exageradamente) trágica, ni tan cómica como para resultar superficial y ligera. Tristeza, comicidad, melancolía y risas se mueven en equilibrio en el que apenas se nota la transición, y a la vez, consiguen el tono adecuado en cada momento.

Nebraska funciona además también como homenaje al cine americano clásico. Esto se observa en escenas como la del cementerio, de aspecto casi fordiano. Pero el blanco y negro, adulterado digitalmente para que parezca rodada en celuloide, no es sólo un recurso estético que aporta ese clasicismo y elegancia, sino también una representación del propio espíritu de la película. El film quiere dar la apariencia de ser añejo y decadente, al igual que ese hombre en el ocaso de su vida. Al fin y al cabo, estamos ante una atípica road-movie que se estanca, como se estancan los personajes en su pueblo de origen. La banda sonora de este viaje frustrado que acompaña a las imágenes, compuesta por Mark Orton, sigue la línea folk que tanto se está recuperando en los último tiempos con películas como A propósito de Llewyn Davis (2013) o Alabama Monroe (2013), con temas que alternan el uso protagónico del violín (fiddle), del acordeón o del piano.

Tras brindarle la oportunidad a una estrella como George Clooney de realizar la que probablemente es la mejor interpretación de su carrera hasta la fecha, Payne, como ya hiciera en Entre copas (2004), vuelve en Nebraska a recurrir a rostros menos conocidos. Y con ello, se confirma una vez más como el hábil director de actores que es. La mirada de Bruce Dern (Django desencadenado, 2012) -premio al mejor actor en Cannes y nominado al Oscar-, la bondad de Will Forte o la chabacanería de June Squibb (también nominada), serán difícilmente olvidables para el espectador que se haya entregado a las desventuras de estos personajes tan cercanos. El elenco de secundarios lo conforman, entre otros, Bob Odenkirk (el mítico Saul Goodman de la serie TV Breaking Bad) completando la familia como el otro hijo de Woody, Stacy Keach como su antiguo socio, o los hilarantes Tim Driscoll y Devin Ratray como sus sobrinos.

Nebraska es una película de Alexander Payne. Tiene su sello, su personalidad y sus características ya reconocibles. Pero en lugar de acomodarse y repetirse a sí mismo, el director cuenta algo que podría ser lo mismo de siempre, pero yéndose por caminos diferentes, y, de algún modo, reinventándose a sí mismo. De esta manera, Payne firma su película más sutil argumentalmente y cuidada técnicamente, lo cual ya es mucho decir.

Distribuida en España por VÉRTIGO.
Vista en PASE DE PRENSA el 23 de Enero de 2014 en los Cines PRINCESA, Madrid.

Nota del autor:
8,0 ████████ (Muy buena)
 Película en CARTELERA a partir del 7 de Febrero de 2014.

 

Written by Sofia Pérez Delgado

Redactora de LGEcine

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *