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Título original: Csak a szél (Just The Wind)
País:
Hungría

Primera proyección: Alemania, 16 Feb. 2012 (Festival de Berlin)
Duración: 86 min.
Director:
Benedek Fliegauf
Guión:  Benedek Fliegauf
Música: Bence Fliegauf, Tamás Beke
Género: Drama. (Racismo)
Reparto:
Katalin Toldi, Gyöngyi Lendvai, Lajos Sárkány, György Toldi, Gyula Horváth, Attila Egyed, Gergely Kaszás, Zsolt Végh, Emese Vasvári, Máté Tóth, Franciska Töröcsik

«[…] Son pocos los trabajos que se atrevan con la polémica racial gitana, con un enfoque sin estereotipos y sin duendes […] El retrato húngaro que se nos presenta no pretende ennoblecer a la etnia gitana y está muy lejos de sentimentalismos […] baña la cinta de un tono serio, frio y respetuoso […] Cosa que gusta mucho a los jurados y muy poco al público perezoso […]» 

solo el viento (2013)

Ganadora del Oso de Plata del Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín del año pasado, llega la película húngara «Sólo el viento« del director Benedek Fliegauf.

Aunque unos créditos iniciales nos advierten de que no existe intención documental, la cinta está basada en una serie de crímenes que sucedieron en Hungría durante los años 2008 y 2009. Grupos de agresores se reunían para cometer actos de violencia contra gitanos. Armados con cócteles molotov, rifles y navajas se juntaban con la intención de aniquilar a familias gitanas. Seis familias murieron y más de cincuenta personas resultaron brutalmente heridas.

Con estos titulares como premisa de fondo, el director húngaro decide narrarnos, en clave de denuncia y altavoz, la vida cuotidiana de una familia gitana durante las 24 horas posteriores al asesinato de la familia Lakatos, los vecinos. Los siguientes, ¿Serán ellos? Nadie lo sabe. Sólo el viento. El film se construye alrededor de esta situación silenciosa de angustia.

Situados en medio de una zona rural cargada de vegetación, los protagonistas actúan como símbolos andantes. El bosque, siempre como elemento universal y espacio de naturaleza humana, actúa de hogar para la familia pero también es donde nacen todos los miedos. Ir a dormir se presenta como una amenaza. Pero vamos por el principio, cuando sale el sol.
Fotograma Sólo el viento ICon gusto por el detalle y con carácter sigiloso, se nos va presentando el amanecer de la familia, uno a uno, en su cotidianidad miserable. Una madre pluriempleada, una abuelo enfermo mental en el sofá, una hija responsable y fantasmal y, por último, un hijo algo gamberro. Cada uno, a su manera afrontan el día de la mejor manera posible. La madre intenta olvidar y pasar página, la niña se refugia en el colegio e intenta buscar información vía internet de lo ocurrido, y el niño, sin ir a clase mata el tiempo deambulando de un sitio a otro, recordando los paseos de ese Edmund de “Alemania, año cero” (Rossellini, 1948). Pero por mas que intenten conseguir un estado relajado, la tensión existe y por partida doble. Por una parte, en la esfera privada, es obvia la sensación de ser los protagonistas de una caza, de una persecución, de ser blanco perfecto, de acecho invisible constante. Y por otra parte, en la esfera pública, las escenas de rechazo social son varias. Es decir, la tensión latente en todo momento por evitar ataque ajeno suma con la tensión racial que existe en Hungría de forma creciente.

Son pocos los trabajos que se atrevan con la polémica racial gitana, con un enfoque sin estereotipos y sin duendes. Más allá de los retratos de brocha gorda de reportajes callejeros y del algún que otro documental, de vez en cuanto, se nos presentan proyectos donde las comunidades gitanas simplemente están y viven como buenamente pueden. El retrato húngaro que se nos presenta no pretende ennoblecer a la etnia gitana y está muy lejos de sentimentalismos. Con perfecto temple se nos afirma, simple y llanamente, que son humanos. Nada más. Los recursos del director para apartarse de clichés del folklore gitano son varios y se agradecen. Cierto contrapunto en sus actos (vamos, que no son santos) ayudan a tomar distancia y juzgar los hechos más fríamente.
Fotograma Sólo el viento IIFliegauf usa el fuera de campo para mantener al margen los elementos más significativos o las escenas más indigeribles, dando así al espectador, ese espacio para la imaginación. Con este modus operandi baña la cinta de un tono serio, frio y respetuoso. Cosa que gusta mucho a los jurados y muy poco al público perezoso. Vamos, que prefiere filmar manos, brazos, pies y espaldas andantes antes que rostros pensativos, contentos o lacrimosos. Bien por él, mal para el actor que se quiera lucir. 

Esta ausencia de recursos compasivos y de tinte carroñero delata compromiso y seriedad con el proyecto y hace que la cinta esté libre de cualquier emoción. Pero no significa que el golpe no sea duro. Tras un bofetón lo primero siempre son las estrellas. Así pues, tras 90 minutos, nos encontramos en ese estado de desubicación, momento de incomprensión, de sorpresa total ante la realidad, ese zum-zum en la mejilla, esa pausa temporal en medio del tic-tac, donde uno no sabe que pensar. Pues bien, Solo el viento pega y fuerte.

Al final te ves preguntándote con cierto aire de Dylan ¿Cuántos gitanos tienen que morir antes de que sean vistos como personas? Y ya lo sabemos, esto, amigos míos, sólo lo sabe...

Distribuida en España por VÉRTIGO FILMS.
Vista en PASE DE PRENSA el 29 de Julio de 2013 en los Cines Verdi Park, en Barcelona.

Nota del autor:
7,0 ███████ (Buena)
Promedio de notas:
No realizado. Película en CARTELERA a partir del 02 de agosto de 2013.
FilmAffinity: — | CINeol: — | IMDb: — | LGEcine: 7,0

 

Written by Pol Mallafré

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