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Walk the line (James Mangold, 2006) – 136 min.-  

en-la-cuerda-floja-posterJames Mangold (El tren de las 3:10, 2007) tenía un difícil reto ante sí: llevar a la gran pantalla una proyección biográfica del inimitable Johnny Cash sin morir en el intento. No sólo consiguió superar la misión, sino que además lo hizo con creces ofreciendo como resultado una interesantísima película que retrata los primeros años de vida del magistral cantante de country, gospel y rock & roll, seguidos de las dificultades que atravesó para abrirse camino en el difícil terreno de la música y analizando posteriormente su salto a la fama, objetivo que vino acompañado de grandes quebraderos de cabeza para Cash y todos los que le rodeaban. La elección de un maravilloso Joaquin Phoenix encarnando a Johnny supera las barreras de lo acertado para adentrase en las de lo magistral, logrando el actor puertorriqueño no sólo dar voz y vida a uno de los más grandes cantantes sino adentrándose además en su personaje con tanta pasión que la línea que divide el hecho de interpretar un papel se destruye para pasar así el actor a vivir un papel.

Y es que Phoenix (La noche es nuestra, 2007) parece estar metido dentro de la piel auténtica de Cash. De hecho, ambos artistas albergan ese estilo de vida que les sitúa En la cuerda floja, siendo brillantes en su profesión y polémicos en su vida privada, arrastrados por su alma hasta lugares sombríos y melancólicos. Phoenix tuvo que soportar muchas horas de clases para poder situar su voz al nivel de la de Johnny Cash y poder así cantar todos los temas que se reproducen en la película. El parecido entre las voces es clamoroso pero se puede distinguir con facilidad una cierta diferencia de estilos entre el actor y el cantante. Mientras Cash emitía una fuerza atronadora a un nivel que se mantenía firme durante toda la canción, Phoenix suena más desgarrado y su tono delata altibajos. En cualquier caso demuestra el mismo poderío, seguridad y pasión que «el hombre de negro». Escuchar a ambos es una experiencia igual de motivadora, pues el truco de las canciones de Cash es precisamente el de ofrecer la cara más amarga de la vida de una forma en la que puedas reírte de ella y sentirte especial, con los ánimos suficientes para superar cualquier adversidad. Eso de coge ritmo cuando te sientas triste de su Get Rhythm.

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Pero si hay que algo que junto con Phoenix brille en esta película es Reese Witherspoon (Pleasantville, 1998), enamorando con su interpretación de June Carter y una voz espléndida que no me he cansado de volver a escuchar una vez terminada la cinta. El papel de Reese está lleno de vitalidad, confianza, simpatía, humildad, sencillez. Si era tal cual la amada de Cash, era una de las mejores mujeres del planeta. El retrato que se hace de ella en Walk the line difícilmente no pueda enamorar a nadie.

La guapísima actriz ganó merecidamente un premio Oscar, un Globo de Oro y un premio BAFTA, entre otros galardones por este fabuloso trabajo. Centrándonos en la película como tal, decir que creo que pudo haber sido más de lo que ha llegado a ser. En el aspecto musical es brillante, tanto por la puesta en escena de cada salida al escenario de Cash como por la maestría con la que se ha logrado esa reproducción a escala del espíritu que transmiten esas melodías capaces de refrescar los corazones más secos. Pero entre escenario y escenario, sólo vemos a un Cash para haber sido un genio, no aporta demasiadas reflexiones sobre la vida. Un Cash inmerso en su dependencia de las drogas y su obsesión sobre el amor, claramente aliviado por su pasión por la música, pero sin muchas más historias paralelas a lo largo de las de dos horas y media que dura la película.

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A excepción del breve repaso de su infancia, no encuentro demasiadas anécdotas que puedan situar la figura de Johnny al grandioso nivel que él la dejó. La dirección de Mangold, pese a haber descuidado estos aspectos centrándose casi absolutamente en lo musical y los puntos más conocidos sobre el artista de Arkansas, logra una película que hace corta su extensa duración y que está muy beneficiada por un ritmo (no me refiero al musical), ligero y de agradable digestión. Para elaborar el guión se basa en la autobiografía escrita por Johnny Cash (Cash: The Autobiography) y otro libro del artista, Man In Black. La ambientación de la época es fabulosa y las interpretaciones de todo el reparto, más allá de los principales protagonistas, son muy aceptables. Son breves las apariciones de Robert Patrick pero su sola mirada es capaz de dejarte helado. En la cuerda floja es un buen acercamiento a una de las más grandes estrellas del country y el rock and roll, una de las personas más influyentes de su época que como herencia ha dejado algunas de las más brillantes canciones que podamos encontrar, por letra, por significado, por ritmo, por corazón.

Cash siempre seguirá siendo un grande y esta película dignifica su figura y reaviva su recuerdo. Una de esas personas del interminable mundo de los valientes talentosos que empezaron sin tener nada, empleando su fuerza de voluntad como el mayor de sus activos para enfrentarse al mundo haciendo lo que realmente quería hacer. Vivir por y para la música compartiendo las palabras que recitaba su corazón con todas aquellas personas que nos identificamos plenamente con ellas. Y eran -son- muchas, más que Los Beatles incluso, durante su famoso “olsom Prison Blues. Johnny estaba con la gente y con la calle, por eso jamás se desvió de la carretera, haciendo de las giras su único medio de vida. Y del amor.

Nota del autor:
7,0
 ███████ (Buena)

TRAILER

 

Written by Sandro Fiorito

Cofundador de LGEcine

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