El puente sobre el río Kwai_banner

“[…] El relato se presenta narrado con la habilidad, pulcritud y maestría de Lean […] Film reconocido y recordado, referente del cine bélico […]”

El puente sobre el río Kwai__posterLa acción dramática principal tiene lugar a orillas del río Kwai, en un punto situado a 5 km de la aldea de Kanshanaburi (Myanmar), entre febrero y mayo de 1943. Tras rendirse a los japoneses, el coronel Nicholson (Guinness) y el batallón bajo su mando son conducidos a un campo de trabajo junto al río Kwai para la construcción de un puente. El comandante del campo, coronel Saito (Hayakawa) exige que los oficiales realicen trabajos físicos, como los soldados. Nicholson, que se opone a ello amparándose en la Convención de Ginebra, es sometido a vejaciones, que no le doblegan. Nicholson es convencional, perfeccionista, arrogante y tozudo. Lleva 28 años de servicio. Presenta una cierta deriva hacia la locura. Saito es rígido, autoritario, tiránico y vanidoso.

El film suma aventuras, drama y guerra. Enfrenta a dos personajes testarudos y obcecados, capaces de los mayores absurdos en nombre del deber y del honor. Pertenecen a bandos enemigos, pero se parecen como dos gotas de agua. El interés principal de ambos está en el cumplimiento estricto y a cualquier precio de los deberes que tienen para con los demás y para con ellos mismos. Por sentido del honor, Nicholson exige, a costa de grandes penalidades, el respeto de los derechos que corresponden a los suyos. No le doblega ni el calor, ni la sed, ni la privación de libertad en condiciones inhumanas a la que es sometido. No admite componendas, incompatibles con el sentido del honor. A Saito le mueve también el sentido del honor, pero comete errores, que ha de pagar.

En relación con la guerra se presentan varias posiciones. Frente a las actitudes de Nicholson y Saito, se levantan las opiniones del comandante americano Shears (Holden) y del médico. Shears es un personaje cínico, vividor, oportunista, manipulador y egoísta, que carece de ideales. Desprecia la guerra porque no le gusta. El médico, portavoz de los guionistas, movido por ideales humanistas, ve la guerra como una suma exasperante de absurdos, despropósitos y locuras. Ahí están el entusiasmo con el que éste asume la tarea de construir un puente que se puede entender como una colaboración con el enemigo, el deseo de proyectar sobre el puente el espíritu del pueblo británico, etc. La guerra destruye y mata absurdamente. El sentido del honor lleva a la locura.

El relato consta de dos actos diferenciados. En el primero se desarrolla la lucha entre Nicholson y Saito, mientras en el segundo Nicholson se convierte en el líder de hecho. El relato se presenta narrado con la habilidad, pulcritud y maestría de Lean. Mantiene un ritmo intenso, que se acelera hacia el final, en coherencia con la progresión dramática de la acción. Para Lean la realización del film supone cambios importantes. A partir de entonces sólo dirige superproducciones. Se convierte en un director de fama internacional y de éxito. Deja atrás la etapa de las producciones intimistas, de temas centrados en el ser humano individual. Se mantiene como realizador de referencia de superproducciones durante los últimos 50 y todos los 60.

El puente no es una maqueta, es una construcción real. En ella se invirtieron 6 meses de trabajos, con un coste del orden de los 250.000 USD de la época. El tren también es real: se adquirió a los descendientes de un coleccionista. Para el rodaje de los planos de la inauguración del puente el 12-V-1943 se dispuso de 5 cámaras simultáneas. Los guionistas fueron Carl Foreman, que desarrolló el guión, y Michael Wilson, que lo supervisó y lo completó. No intervino en él Pierre Boulle. La omisión inicial de los nombres de los dos guionistas se explica porque los dos se hallaban represaliados por el Comité de Actividades Antiamericanas o “caza de brujas”. Hasta los años 80 no se les reconoció como ganadores del Oscar que el film había obtenido en el apartado de mejor guión adaptado. Gran interpretación de Guinness.

La música, de Malcom Arnold, ofrece una partitura descriptiva y dramática, como el corte “Freck to the Bridge”, dedicado a las penalidades de la travesía de la jungla. “Sunset”, dedicado a la puesta de sol, aporta una emotiva composición impresionista. Añade la “Marcha del Coronel Bogey”, del mayor Kenneth J. Alford, en versiones orquestal, silbada y mixta. La fotografía, de Jack Hildyard (“55 días en Pekín”, Ray, 1963), en color (technicolor) y scope, se ajusta a una estética realista, objetiva y clasicista. Muestra la belleza y grandiosidad del paisaje, que exalta como hábitat natural de especies.

Film reconocido y recordado, referente del cine bélico.

Nota del autor:
8,0 ████████ (Muy buena)

COMENTARIOS DEL EQUIPO LGE

Sandro Fiorito
«Una gran aventura repleta de emociones, sensaciones e interés, cuyo mayor aliciente puede encontrarse en la tensa relación mantenida entre los guardias japoneses y los cautivos británicos del campo de prisioneros. Es admirable el papel de Alec Guinness, cuyo apresado personaje (el coronel Nicholson) sólo quiere hacer las cosas bien y de la manera más justa, pretendiendo transmitir a sus hombres el orgullo y la fuerza necesaria para resistir, como buenos ingleses, ante tan hostil situación. Grandes papeles de William Holden y Sessue Hayakawa en esta película de amplio pero muy digerible metraje, que si bien no es una obra maestra resulta de imprescindible visionado para comprender la esencia de las grandes produccioens de Lean y del mejor cine de siempre.» 8

FICHA TÉCNICA

Título original: The Bridge on the River Kwai
País: Reino Unido
Primera proyección:
 
Reino Unido, 02 Oct. 1957
Duración: 
161 min.
Director: 
David Lean
Guión: Michael Wilson, Carl Foreman (Novela homónima: Pierre Boulle)
Música: Malcom Arnold
Género: Bélico. | Drama carcelario. II Guerra Mundial.
Reparto: William Holden, Alec Guinness, Jack Hawkins, James Donald, Sessue Hayakawa, André Morell, Geoffrey Horne, Peter Williams, John Boxer, Percy Herbert, Harold Goodwin, Ann Sears, Heichiro Okawa

TRÁILER -V.O.


Written by Miquel Alenyà

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