Título original: Lost in Translation
Títulos alternativos: Perdidos en Tokio (Argentina / México / Panamá / Perú / Uruguay)
País: Estados Unidos
Duración:
105 min.
Director:
Sofia Coppola

Guión: Sofia Coppola

Siguiendo la estela de toda una serie de películas contemporáneas de renombre por las que aún no había pasado mis ojos, acabé encontrándome con la segunda realización -después de «Las vírgenes suicidas» (1999)-de Sofia Coppola como directora: “Lost in Translation”. Un viaje a la soledad, la amargura, el devaneo de quien no encuentra un sentido lógico a su vida, o simplemente de aquellos que pese a disfrutar de una relación estable (noviazgo de larga duración o matrimonio), encuentran en la rutina de sus vidas una monotonía que aturde, aburre y desmoraliza. Todo esto en una película de más que agradecida factura, que se sigue con hipnótico interés durante sus pausados y agradables 104 minutos de duración. La hija del gran Francis Ford Coppola demuestra con esta cinta una temprana madurez, por saber crear una obra tan personal y auténtica como bien proyectada. Historia, interpretaciones, guión, fotografía y apartado musical se funden en una sola cosa para construir un conjunto de sensaciones capaces de perdurar en la retina y el corazón del espectador.

El argumento -escrito por la propia Sofia Coppola, que ganó un Oscar por ello- nos sitúa en Tokio, atrapados por la inmensidad de los carteles publicitarios que conforman un gran mosaico de luces de neón y paneles digitales en una gran extensión de la capital japonesa. Hacia el “Park Hyatt Tokyo Hotel” se dirige en un lujoso vehículo el apático actor norteamericano Bob Harris (Bill Murray), que antaño protagonizaba un puñado de películas que le dieron fama y prestigio, y que hoy debe conformarse con anunciar una marca de whisky al otro lado del planeta. Con su mujer e hijos en los Estados Unidos, Harris lucha contra su soledad y su elevado insomnio visitando distintas dependencias del hotel, hasta que se encuentra con un bello a la par que dramático reflejo: el de una preciosa pero afligida Charlotte (Scarlett Johanson), mucho más joven que él pero con muchas cosas en común, entre ellas el insomnio. Ambos presumen de una fiable relación conyugal, pero sus rostros y acciones delatan que algo falta en sus vidas…

Bill Murray (“Flores rotas”, 2005), sin prácticamente mover un sólo músculo de su cara, da todo un recital interpretativo por la calidad con la que envuelve a su personaje: hace de Harris un auténtico acabado, sarcástico y desesperanzado parásito que teniéndolo todo (familia, dinero, un “señor trabajo”…), parece no tener nada. Se arrastra cual herido en combate de un lugar a otro, sin ganas ni preocupaciones, lleno de amargura y con un saco de ironía. Notable trabajo de este gran actor, reconocido por su interpretación en esta película con un Globo de Oro y un BAFTA, además de haber sido nominado al Oscar. Scarlett Johansson gusta y mucho. Mira que he oído hablar mal de ella en todas partes (no por este trabajo, concretamente), pero cuanto más la veo, más me convence (maravillosa en “Match Point”, 2005), al menos si sus papeles son como este, con un adorable personaje, característico por una expresiva mirada en la que conviven inocencia y tristeza. El joven matrimonio que forma su personaje con un reputado fotógrafo no parece ser la aspiración de su vida, pues aunque las cosas les van bien, la monotonía de su relación deja ver un tedioso panorama.

El grueso de la banda sonora está compuesto por el cantante y guitarrista neoyorquino Kevin Shields («Marie-Antoinette«, 2006), quien además de aportar algunas de sus canciones, introduce temas de la banda de rock alternativo “My Bloody Valentine”, todos tan gratos y absorbentes como el resto del apartado musical, en el que podemos destacar el genial “Just Like Honey” de la banda escocesa The Jesus and Mary Chain. Todo lo citado, sumado a la descriptiva fotografía de Lance Acord (“El ladrón de orquídeas”, 2002), repleta de metáforas y fabulosos encuadres de entre los que se rescató la imagen del cartel principal de la película, hace de “Lost in Translation” una cinta diferente, muy bien acompañada por un humor exquisito (acaparado totalmente por Murray, al que sigue toda la jauría japonesa del hotel), un producto genuino bañado en el sosiego de su placentero y bien dirigido metraje, con un mensaje pretendidamente agridulce, que rechaza el melodrama en beneficio de un relato que maravilla desde una aceptable realidad.

Nota del autor:
8,0 ████████ (Muy buena)

COMENTARIOS DEL EQUIPO LGE

Miquel Alenyà
“[…] Guión construido con gran habilidad y con el uso reiterado de una ironía sutil, expresada en imágenes nuevas, dicho sin estridencias y expresado con recursos tan diversos como sorprendentes […] La interpretación de Bill Murray es excelente y la de Scarlett Johansson brilla a gran altura. En suma, la película revela sabiduría cinematográfica y una destacada habilidad de expresión y comunicación […]” 8.

Manuel Navas
“[…] Tras un excelente debut con “Las vírgenes suicidas”, Sofia confirma en esta película que no fue casualidad y demuestra su valor como cineasta […] Un retrato muy lúcido sobre la soledad y la incomunicación en la actualidad […] El tema, desde luego, no es nuevo en el cine pero la directora dota al envoltorio de una apariencia dinámica, moderna y colorista […]” 8.

Written by Sandro Fiorito

Cofundador de LGEcine

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